27 abril 2015

Desde mi cama.

Desde mi cama
Shock news

BrunoDesde mi cama.
Artículo … 1.497.
Categoría … Relatos.
Publicado por … Bruno Fernández.

Estaba solo buscando entre mis recuerdos y apareciste tú, tan despeinado y despreocupado como siempre. Ahí estabas tú, ahí seguías tú, arrinconado con tus libros y tus teorías, decías que cambiarías el mundo pero sólo lograste cambiar mi vida.

Puede que para ti no fuera lo suficiente, pero para mí lo fue todo. Seguí echando un vistazo a todo lo que guardaba en mis botellitas, en mis cajones, en mis mas escondidos secretos.

Me di cuenta que durante todos estos años había guardado más odio que satisfacciones, ¿qué sería de mi ahora? ¿si tenía todos mis cajones llenos de odio donde metería el amor?. Pensé durante un largo rato que podría hacer y la única solución factible era sacar mi odio y dejar sitio a todo lo demás.

¿Pero cómo? Mi cama, mi suave y reconfortante cama, tenía la culpa de todo. Con sus zalamerías me había llevado entre sus sábanas haciéndome creer que dentro de él no pasaba nada. Y claro que no pasaba nada, allí estaba solo y triste, abrigado y protegido, pero abandonado y perdido.

Entre sus brazos me sentía querido y poderoso, allí podía hacer lo que quisiera, pero nadie podría admirar lo que hiciese o despreciar lo que no hiciese. Pero metido entre sus manos se estaba tan bien, allí lo tenía todo y no poseía nada.

Si dormía tenía dulces sueños, si despertaba tenía aún el sabor de esos sueños. Solo yo, solos ellos y yo, en la más oscura habitación nos amamos. Un día salí él para pasear y ver que tal seguían las cosas por las que había huido a los brazos de mi amado.

Y todo seguía igual o peor, no había cambiado nada, y esas cosas aún me perseguían con pasos galopantes a mi espalda. Lo que me había desangrado por los ojos seguía ahí para repetirlo, lo que había desgarrado mis entrañas continuaba ahí para hacerlo mejor esta vez, lo que me había hecho a mi mismo estaba esperándome ávido.

Me pregunté una y otra vez la razón de mi abandono, y sólo pude responderme tímidamente que no había sido capaz de afrontar las más mínimas situaciones, y las grandes habían pasado sobre mí salpicándome pero seguían como nubes sobre mí, creo que esperaban un remedio, y yo no fui capaz.

Me había escondido todo este tiempo de mi mismo, sólo de mí. Sabía que tenía dientes pero nunca esperé morderme, conocía mis uñas pero jamás imaginé arañarme, existía mi ego pero nunca creí llegar a hundirlo tanto.

Me había saboteado a mi mismo, y me había refugiado en una triste cama, en un perdido lecho, en mí.

¿Qué voy hacer ahora? No lo sé, esperar supongo. Esperar a que me vuelvan a venir mas tormentas, éstas ya casi las tengo secas. Por fin estoy enfrentándome a lo que tanto pánico tenía, me estoy enfrentado a lo que tanto dolor me había causado, me enfrentaré a todo el daño que pueda hacerme.

Hay demasiada gente ahí fuera esperando verme asomar la cabeza para cortarla, ¿para qué quitarles ese placer haciéndolo yo solo en la más pura intimidad?¿Para qué?.

4 comentarios:

  1. ¡Que relato más sincero!.

    Un saludo, te sigo leyendo y... ¡escribiendo!.

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  2. ¡Que buena! Parece un relato autobiográfico.

    Besitos !!.

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  3. Interesante relato.

    Un abrazo chiquitín !!.

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