209 Rosalía de Castro – A la luna
I
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!.
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.
De su pálido rayo la luz pura
como lluvia de oro cae
sobre las largas cintas de verdura
que la brisa lleva y trae.
Y el mármol de las tumbas ilumina
con melancolía lumbre,
y las corrientes de agua cristalina
que bajan de la alta cumbre.
La lejana llanura, las praderas,
el mar de espuma cubierto
donde nacen las ondas plañideras1,
el blanco arenal desierto,
la iglesia, el campanario, el viejo muro,
la ría en su curso varía,
todo lo vez desde tu cenit2 puro,
casta virgen solitaria.
II
Todo lo ves, y todos los mortales,
cuantos en el mundo habitan,
en busca del alivio de sus males,
tu blanca luz solicitan.
Unos para consuelo de dolores,
otros tras de ensueños de oro
que con vagos y tibios resplandores
vierte tu rayo incoloro.
Y otros, en fin, para gustar contigo
esas venturas robadas
que huyen del sol, acusador testigo,
pero no de tus miradas.
III
Y yo, celosa como me dio el cielo
y mi destino inconstante,
correr quisiera un misterioso velo
sobre tu casto semblante.
Y piensa en mi exaltada fantasía
que sólo yo te contemplo,
y como que es hermosa en demasía3
te doy mi patria por templo.
Pues digo con orgullo que en la esfera
jamás brilló luz alguna
que en su claro fulgor4 se pareciera
a nuestra cándida luna.
Mas ¡qué delirio y que ilusión tan vana
esta que llena mi mente!
De altísimas regiones soberana
nos miras indiferente.
Y sigues en silencio tu camino
siempre impasible y serena,
dejándome sujeta a mi destino
como el preso a su cadena.
Y a alumbrar vas un suelo más dichoso
que nuestro encantado suelo,
aunque no más fecundo y más hermoso,
pues no le hay bajo el cielo.
No hizo Dios cual mi patria otra tan bella
en luz, perfume y frescura,
sólo que me dio en cambio mala estrella,
dote de toda hermosura.
IV
Dígote, pues, adiós, tú, cuanto amada,
indiferente y esquiva;
¿qué eres al fin, ¡oh, hermosa!, comparada
al que es llama ardiente y viva?.
Adiós… adiós, y quiera la fortuna,
descolorida doncella,
que tierra tan feliz no halles ninguna
como mi Galicia bella.
Y que al tornar viajera sin reposo
de nuevo a nuestras regiones,
en donde un tiempo el celta vigoroso
te envió sus oraciones,
en vez de lutos como un tiempo, veas
la abundancia en sus hogares,
y que en ciudades, villas y aldeas
han vuelto los ausentes a sus lares.
Diccionario (RAE):
1Plañideras… llorosa y lastimera.
2Cenit… Punto culminante o momento de apogeo.
3Demasía… Atrevimiento.
4Fulgor… Resplandor, brillantez
Autora | Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 1.837 – Padrón, 1.885)
Bautizada con los nombres de María Rosalía Rita. Hija de madre soltera y padre desconocido.
“Follas novas (Hojas nuevas)” es el título de su último libro que contiene su modo de ver la vida, su esencia vital. Rosalía muestra una visión sombría de la existencia humana. En “Cantares Gallegos” asume la voz del pueblo gallego. Su obra maestra en castellano fue “En las orillas del Sar”, versos de tono íntimo, de extraña penetración, cargados de nocturna belleza. Merece ser considerada, al lado de Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la modernidad e iniciadora de una nueva métrica castellana.
Imágenes | Mujeres sabias, Cervantes Virtual
Siempre he sigo una admiradora de la gran Rosalía.
ResponderEliminarBesos
Nela
¡Que bonito poema de Rosalía!... ¡Jo, que sensibilidad!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luna, esa musa inalcanzable sobre la que poetas lanzan sus versos. Algunos la visten de alabanzas, otros la desnudan por envidia. Luna, testigo de noches armoniosas y recurso de románticos. Ella: invencible, esquiva, indiferente. Ella: ternura, sensibilidad, deseo e ilusión. Ella puede ser tan odiada como amada, todo depende de los ojos que la observan. Mística Luna, guarda los secretos del mundo... Celso, alguna vez sembraste tu amor en la Luna?
ResponderEliminarSi es que la Luna enamora y saca lo mejor de cada uno... ¡Hasta Rosalía de Castro se inspiró en ella!.
ResponderEliminarMuy bonita, por cierto.
Salu2.
¡Que grande Rosalía de Castro!.
ResponderEliminarEste poema me ha encantado, si es que la luna embruja a cualquiera.
Un abrazo.
Que bueno, cari, me encanta que te ocupes de Rosalía... Hoy parece que era demasiado romántica, pero hay que ponerse en la época. Y cómo me gustan los poemas de Rosalía cantados por Amancio Prada... Y es que además hoy tengo un poco así como de morriña, sabes?
ResponderEliminarBezos.
Yo soy muy fans de la Rosalía de Cantares Gallegos, de la Rosalía reivindicadora, vamos, que lo mío es protestar...
ResponderEliminarbicos Ricos