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Leyenda de Burgos: El papamoscas.

Leyenda de Burgos: El papamoscas.

El papamoscas

Durante siglos, todos los peregrinos que atravesaban Burgos y visitaban la catedral se quedaban admirados observando el Papamoscas. Aquel muñeco que habita en la Catedral y representa una figura humana de rostro grotesco y peculiar tocado encierra una apasionante historia.

El Papamoscas viste una especie de carcasa roja, abotonada por delante, con amplio cuello terminado en puntas y ceñido por un cinturón verde. Con la mano derecha sostiene una partitura (papel de música) y hace sonar la campana al paso de las horas, mientras abre y cierra la boca. Los cuartos de hora los marca su ayudante, el Martinillo, una figura más pequeña y de cuerpo entero que espera sobre un pequeño balcón entre dos campanas. Con un martillo en cada mano da uno, dos o tres golpes, según sea el cuarto, la media o los tres cuartos.

Ubicado en el ventanal izquierdo del primer compartimento de la bóveda de la nave central, según se accede por la puerta de Santa María, el popular Papamoscas significa mucho más que el inexorable transcurrir de las horas. Es un símbolo y, como tal, alberga una leyenda, siendo esta la historia…

Se dice que fue una obra encargada por el rey Enrique III “El Doliente”, quien tenía por costumbre acudir a rezar devotamente todos los días a la seo gótica. Un día, sus oraciones se vieron distraídas por la presencia de una hermosa muchacha, que entró silenciosamente en el templo y rezó ante la tumba de Fernán González. El rey la siguió al salir, hasta verla entrar en una vieja casona y, a lo largo de varios días, la misma escena se repitió sin variaciones. El monarca se sentía demasiado tímido para intentar siquiera entablar una conversación con la misteriosa joven.

Hasta que un día, la desconocida beldad dejó caer un pañuelo al paso del rey. Éste lo recogió devotamente y, acercándose a ella, se lo devolvió en silencio, sin que mediaran palabra en ese encuentro; apenas el esbozo de una dulce sonrisa. Solo, después de desaparecer más allá de la puerta, el rey escuchó un doloroso lamento que se le clavó en la memoria sin poderlo ya desterrar. Lo cierto fue que, a partir de entonces, la muchacha nunca volvió a aparecer por la Catedral, a pesar de que el monarca pasó días esperándola y buscándola por los rincones del templo. Cuando trató de saber algo de ella, le confirmaron que en la casa donde le había visto entrar todos los días hacía muchos años no vivía nadie, porque todos sus habitantes fallecieron víctimas de la peste negra.

Deseando retener aquella idílica visión de la joven en su memoria, encargó a un artífice que fabricara un reloj para la Catedral. Éste debía reproducir los rasgos de la muchacha en una figura que, además, al sonar las horas, lanzase un gemido como el que él había escuchado y no podía borrar de su recuerdo. Desgraciadamente, el artífice no logró siquiera aproximarse a la belleza que le había descrito el monarca. A la hora de reproducir su lamento, sólo logró que el muñeco lanzase un graznido, que años después se optó por que desapareciera.

Leyendas entorno a un reloj, un símbolo, del que también las páginas de la literatura universal han dejado constancia. Así, Víctor Hugo o Benito Pérez Galdós lo citan en alguna de sus obras. “No me avergüenzo de decir que jamás, en mis frecuentes visitas, perdí el encanto inocente de ver funcionar el infantil artificio del Papamoscas”, escribió el autor de Fortunata y Jacinta.

Fuente | Museo de Burgos.
Imagen | Ernesto 51.

  158     Celso Bergantiño  

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6 comentarios
Comentarios
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6 comentarios:

ANRAFERA dijo...

Felicitaciones por esta interesante entrada, así como por tu blog. Muy bueno.
Saludos y buena semana.
Ramón

Rodrigo Rodríguez dijo...

Yo estuve viendo esa figura en la Catedral de Burgos y recuerdo que un paisano de allá me había contado esta leyenda.

Un abrazo.

P.D >> Bonito logo navideño ;).

Don Dato dijo...

Tienes un blog muy interesante, te añado a favoritos :)

Bruno Fernández dijo...

Si es que cada ciudad española tiene su leyenda y cada cual es mas interesante.

Desconocía la leyenda del Papamoscas (aunque de pequeño me lo tienen llamado xD).

Salu2.

Zowi dijo...

Eh, Celso, majo. Yo soy de Burgos. Así que esta leyenda me toca muy de cerca. Gracias por acordarte de mi pequeña ciudad.

Besos y agur

Admistar dijo...

Buena historia intrigante y si está llena de leyendas nuestra España y a cada cual mejor e interesante .
Buen artículo , saludos.

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