1.249 … Erase un verano del 2.014.
Y todo esto te cuento.
El verano ya se acabó con ese aire amargo de derrota. Volver a la ciudad, a la rutina, al colegio, a los estudios, abandonar la vida ociosa, el acostarse tarde y levantarse sin prisa.
Sin embargo, este verano había dejado una profunda huella, ya que fue un verano distinto, raro diría yo, ya que fue un verano loco, con mas nube que sol.
¿El destino?, pues el mismo de años anteriores.
En Portonovo teníamos citas obligadas los lunes y los jueves (a muy pesar mío), ya que esos días había mercadillo y claro, mi madre y mis sobrinos querían "cheirar" lo que había por allí, 2 horas interminables recorriendo dicho mercadillo para al final comprar 4 cosas y acabar con un dolor de pies impresionante, pero bueno, a fin de cuentas pasábamos un buen rato, yo me compré 4 calzoncillos "Calvin Klein".
Pero bueno, también hubo momentos de playa, aunque sinceramente, fue más estando en la caravana que en la playa, ya que por cada 3 días de días de sol hacía cuatro malos.
La playa, la de siempre, la playa de Bascuas, donde pasaba la tarde tostándome al sol hasta que caía el sol y era hora de ir rumbo a la caravana.
Aunque también hubo momento para visitar a los colegas, ya que un amigo mío (mi "hermano") estaba trabajando en un hotel de Sanxenxo pues en las horas de descanso aprovechábamos para tomar algo hasta que volviese a entrar. Había veces que quedábamos en la cafetería de la playa de Bascuas, como hubo días que quedábamos en una cafetería cerca de la playa de "A Lanzada".
Pero también aparte de la playa de Bascuas, también quise ir a una playa nudista que había por el Grove, una playa llamada "San Vicente do Mar", por el cual no me gustó mucho y por lo cual no volví más.
¿El motivo? Aparte de quedar donde Cristo perdió el mechero y dejar el coche en el quinto coño pues como que no me gustó mucho porque sólo había 5 cristianos en dicha playa y la arena era muy distinta a la de Bascuas, porque cada vez que caminabas, tenías la sensación de que hundías.
Pero lo mejor fueron las visitas que tuvimos, los colegas de Ourense que en varias ocasiones decidieron hacernos una visitilla y pasar un rato agradable, aunque me queda pendiente salir por la noche de Sanxenxo, porque, al estar en un camping, no tenía la tarjeta de acceso a partir de las 0h30. Por el cual me quedé con las ganas.
Por lo general, fue un verano tranquilito y, como dije antes, con mas nubes que sol (meteorológicamente hablando).
» Celso Bergantiño.
