Diremos adiós dentro de ...

Fue en un pueblo con mar…

802 | Fue en un pueblo con mar…
El diario de Bruno Fernández.

Noche de un pueblo con mar 
Canonistas

Nunca pensé que el amor llegaría en un verano, un verano que seguramente sea difícil de olvidar, sobre todo cuando empezó este romance que, ojalá, dure muchos años.

Nunca pensé que a partir de ese día compartiría mi vida con la persona por el cual lleva siendo mi compañero de piso, una persona, que curiosamente me recomendó la madre me mi hijo para que lo metiera en casa y fuese mi compañero durante tanto tiempo.

Aunque pensándolo fríamente, yo pienso que "Pitufa" quería que fuese mi compañero de piso y algo más. Vamos… como si fuese mi "Celestina" particular.

Yo me di cuenta (tarde, como siempre), que cuando regresé de Maspalomas y le conté mis aventuras estivales y el inconventiente con los portugueses, lo noté como decaído, como diciendo: "Ojalá fuese yo y me atreviera a tal cosa".

Durante nuestro viaje en coche hasta Portonovo, estuvo todo el camino en silencio, cosa que me extrañó porque suele ser un poco charlatán y suele animar los viajes… pero en esta ocasión no, parecíamos dos mudos que no se atrevían a mediar palabra.

Cuando llegamos a nuestro destino, fuimos al piso que tienen los padres de Pablo cerca de la Playa de Bascuas y comimos, a lo cual estuve con la mosca detrás de a oreja y le pregunté el silencio que había en su coche, a lo cual me contestó: "No lo entenderías".

Una vez estando ya con Celso en la playa de Bascuas también lo notó raro, como distante, y le preguntó si le pasaba algo, a lo que le contestó: "Es muy difícil de explicar", a lo que Celso respondió "por intentarlo no pasa nada".

Después de lo sucedido en una de las cuevas de la playa, pues lo noté distraído… Y así pasaron los días.

Una tarde, unos días antes de volver para A Coruña a trabajar, Pablo quiso hablar con Celso a solas, por el cual a mi no me importó y me fui dar un paseo por la playa y… sinceramente… tenía ganas de "marcha".

Esa misma noche, mientras cenábamos (una ensaladita, una cenita ligera) pues lo noté nervioso, y cuando estábamos tomando un café con leche me comentó de dar un paseo nocturno por la playa, a lo cual accedí encantado, porque estaba un poco harto de estar en el piso.

Mientras andábamos por la playa de Bascuas, en un momento se para me agarra de la mano y directamente me dice:
--
Me gustaría compartir el resto de mi vida contigo –.
-- Claro, como compañeros piso le solté –. Sin saber aún de lo que me enteraba.
-- Me gustaría ser algo más que compañeros, le caigo bien a tu hijo, a toda tu familia a mi familia le caes fenomenal –. Me responde.

Me quedé sin palabras, porque yo desde hace tiempo que empezaba a sentir algo por él y si os soy sincero queridos Búhos y Lechuzas, tenía miedo de los sentimientos que tenía él hacía mi y también tenía miedo de perderlo como compañero de piso.

A partir de esa noche todo cambió, nos besamos y fuimos directamente a piso, nos quitamos la ropa, quedándonos completamente desnudos y a partir de ahí empezó una historia de amor inigualable.

Empapados de sudor, sabíamos que estábamos compenetrados, que nos necesitábamos el uno al otro, mientras me dirigía a la ducha me soltó un "te quiero" que se me clavó en el alma, un "te quiero" sincero.

Mientras me duchaba, el se apuntó a la ducha y nos duchamos juntos y mientras con un dedo de su mano recorría mi columna vertical, me daba pequeños mordisquitos en la oreja y seguía susurrándome: "te quiero y te querré toda mi vida".

Hace un par de días le conté a "Pitufa" (la madre de hijo) que tanto Pablo como yo estábamos teniendo una relación forma y lo primero que me soltó fue: "Ya era hora machiño, pensé que no iba a cuajar nunca".

Hay que ver lo caprichoso que suele ser el destino, que cuando escribía esta página del diario, el mp3 de la habitación empezó a sonar la canción "Y nos dieron las 10" del gran Joaquín Sabina y como reza el título: "Fue en un pueblo con mar, una noche…" pero esta vez no fue después de un concierto, fue en una playa llena de estrellas.

No sé lo que le dijo Celso a Pablo… pero ¡Gracias Celso!.

Bruno Fernández | @BrunoFdz

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6 comentarios
Comentarios
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6 comentarios:

Unknown dijo...

Tuvo que ser tu compañero de piso (ahora novio) el que diese el paso... aunque sabiendo que tú sentías algo por él no sé como te atreviste... supongo por el miedo a que te dijera que "no".

Pero bueno... que vuestra felicidad que comenzó en Portonovo dure muchos años.

Un saludo y te sigo leyendo.

Rodrigo Rodríguez dijo...

¡Ahhh... las noches de verano que encienden la pasión!.

Que bonita historia de amor.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Qué bonitooooooooooooooooooooo

(llevo pensando en si saldríais juntos desde que leí que vivías con otro chico gay y que os llevábais bien, ¿veo demasiadas películas de Sandra Bullock?)

Bruno Fernández dijo...

@DriverGT... ahabia atraccion mutua pero era mas bien por miedo a la reacción de la otra persona, pero todo comenzó aquella noche de verano.

Salu2.

Diego Martínez dijo...

Jajaja... me encantó la contestación de "Pitufa"... quería que te liases con tu compi de piso.

Ahora en serio... me alegra de verdad que hayas encontrado a tu media naranja... ¡Que duréis muchos años!.

Un abrazo chico !!.

GATA dijo...

ME ENCANTÒ,ESTE RELATO.......CON RAZÒN ME DECÌA CELSO QUE LO RELEYERA..........SED FELICES......

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