Vela ahí ven, vela ahí ven avanzando           cómaros e corgas, e vales, e cerros.            ¡Vinde vela, mociños e mozas!            ¡Saludaina, rapaces e vellos!                       Por onde ella pasa            fecunda os terreos            espértanse os homes,            frolecen os eidos.                       Vela ahí ven, vela ahí ven tan houpada            tan milagrosiña, con paso tan meigo,            que parece una nosa señora            una nosa señora de ferro.                       Tras dela non veñen            abades nin cregos;            mais ven a fartura            ¡i a luz i o progreso!Catedral, demagogo de pedra,            dun pobo fanático erguida no medio,            repinica esas chocas campanas            en sinal de alegría e contento.                       ¡Asocia esas voces            ó son dos pandeiros,            ás santas surrisas            de terras e ceos!                       E tí, río dos grandes destinos,            que os himnos ensaisas dos triunfos ibéricos,            requeimadas as fouces de sede            ven o monstro a beber no teu seo.                       Bon samaritano,            dalle auga ó sedento;            que a máquena é o Cristo            dos tempos modernos. |         Por ahí viene, por ahí viene avanzando           lindes y riberas, y valles, y cerros.            ¡Venid a verla, niños y niñas!.            ¡Saludadla, hombres y viejos!.                       Por donde ella pasa            fecunda los terrenos            se despiertan los hombres            florecen los terrenos.                       Por ahí viene, por ahí viene tan arropada            tan milagrosa, con paso brujo,            que parece nuestra señora            una señora de hierro.                       Detrás de ella no vienen            abades ni curas            mas viene la hartura            ¡la luz y el progreso! Catedral, demagogo de piedra            de un pueblo fanático levantada en el medio            repican esas cluecas campanas            en señal de alegría y contento.                       ¡Asocia esas voces            al son de los panderos            a las santas sonrisas            de tierras y cielos!                       Y tú, río de los grandes destinos,            que los himnos ensayas de los triunfos ibéricos,            requemadas las garras de sed            viene el monstruo a beber de tu seno.                       Buen samaritano,            dale agua al sediento;            que la máquina es el Cristo            de los tiempos modernos. |