21 marzo 2014

Mano entregada.

1.074 | Mano entregada.
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Mano entregada
Mi rincón de poemas

Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mi ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sí se empapa del amor hermoso

Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo, que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas,
oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo sólo sonido de mi voz
poseyéndose.

Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsa
mi amor (el nunca incandescente hueso del hombre).
Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese lento contacto de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano saliente, por donde entro
despacio, despacísimo, secretamente en tu vida
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.

Vicente AleixandreVicente Aleixandre (Sevilla, 1.898 – Madrid, 1.984).

Fue un poeta total, entregado de lleno al cultivo de la poesía. No escribió obras en otros géneros. Sus escasos textos en prosa (en los que describe a otros poetas y escritores que conoció) son tan poéticos como sus versos; y sus ensayos literarios son, en su mayoría, escritos de encargo.

» Celso Bergantiño.

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