1.022 | La plena Edad Media en Galicia.
Historia de Galicia.
Estos tiempos de anarquía y Guerra Civil en Castilla y León tuvo en Galicia su máximo exponente en el levantamiento popular en Santiago de Compostela en el año 1.117 contra la autoridad de doña Urraca y el Obispo Xelmírez, al que la Reina deseaba imponer como señor en Santiago; los compostelanos sitiaron a la Reina y al Obispo, llegando a prender fuego a la Catedral.
La sublevación fue reprimida y la ciudad se rindió en octubre del año 1.117, tras lo cual recuperó Xelmírez su señorío.
Esta buena relación entre la Reina y el Obispo hizo que se aliaran en contra de Alfonso Ramírez: el primer paso fue el apresamiento de su primer partidario, el conde de Traba, en el año 1.123, lo que provocó un nuevo enfrentamiento civil que concluyó con un acuerdo con el Infante.
El carácter voluble de la Reina hizo que la relación con su hijo, al igual que lo había sido con Alfonso I o el propio Xelmírez, estuviese plagada de reconciliaciones y rupturas de las que Xelmírez tomó provecho mediando en el conflicto y aumentando su poder.
Este período de veleidad política concluiría con la muerte de la Reina Urraca el 8 de marzo de 1.126 (Alfonso I había ya renunciado a sus pretensiones sobre Castilla) y la proclamación de Alfonso VII como Rey de Castilla y León.
Xelmírez fue la figura más destacable en la vida política gallega de este período: entre sus actuaciones cabe destacar la creación de un astillero en Iria Flavia del que salió la primera flota gallega con el propósito de defender las costas de los ataques piratas.
Galicia vivió en este período un relanzamiento económico, sobre todo en la costa, ya que al sistema defensivo naval de Xelmírez se unió la prosperidad de los puertos gallegos (poseedores de privilegios otorgados por los monarcas) y la creciente importancia de la pesca marítima. Al amparo de esta situación cobraron importancia villas costeras como A Coruña, Viveiro, Betanzos o Noia.
Los siglos XII y XIII fueron de desarrollo de la economía agraria con roturación de nuevas tierras y mejora en las técnicas de cultivo coincidiendo con un sobresaliente desarrollo demográfico que permitió la acentuación del proceso de urbanización y un comercio más fluido a través del Camino de Santiago y de las rutas atlánticas.
Las ciudades gallegas, en este contexto de bonanza económica, iniciaron una lucha por hacer valer sus fueros y derechos frente a los grandes dominios señoriales.
Concluidas las Guerras Civiles y la Independencia de Portugal (reconocida en el año 1.143, ya lo era de hecho en 1.139), Galicia quedó confinada a sus fronteras actuales y alejada de las grandes empresas de la reconquista; la nobleza gallega se integró definitivamente en la monarquía castellano-leonesa aunque se mantuvieron semiindependientes hasta el siglo XV; del mismo modo la Iglesia aumentó sus poder político en los dominios de monasterios y obispados.
Durante los reinados de Fernando II y Alfonso IX, en los que los reinos de Castilla y de León volvieron a separarse, Galicia vivió una etapa de estabilidad política y florecimiento cultural. Fue la época de auge del Camino de Santiago, de la creación del Pórtico da Gloria por el Maestro Mateo y el desarrollo de una espléndida poesía gallega.
Tras la muerte de Alfonso IX se inició una nueva etapa de agitación nobiliaria y pleitos sucesorios. Con Fernando III, Castilla y León se unieron definitivamente; este rey se despreocupó de la política y cultura gallega fijando sus intereses en la expansión cristiana en el valle del Guadalquivir, lo que provocó unos años de fuertes tensiones entre la nobleza gallega, celosa siempre de su privilegiada situación de poder en sus territorios, y la Corona, que pretendía aumentar su control político sobre el enclave gallego.
Fue con Alfonso X cuando se hizo más patente el asentamiento del poder regio en Galicia, al aprovechar este monarca una sublevación en Compostela, motivada por el rechazo del nombramiento real de Gonzalo Gómez como Arzobispo de Santiago, para hacerse con el control administrativo municipal del corazón político de Galicia.
Este proceso continuó y se acentuó en el reinado de Alfonso XI, concretado en una política de castellanización que afectó tanto a la representación política gallega (en 1.349 Galicia se vio privada de su voto en cortes) como al uso de la lengua gallega (el castellano se impuso hegemónicamente en la administración).
Fuente | Español sin fronteras.
» Bruno Fernández.
Sin lugar a dudas, el Arzobispo Xelmírez fue un gran estratega de la época, de la que dependió y mucho el futuro de Galicia en los siglos posteriores. Todo un crack, a ver cuándo le hacen una serie.
ResponderEliminarBicos Ricos
Siempre hay un personaje destacabado en cualquier evento de nuestra historia y como bien dice @Pimpf el Arzobispo Xelmírez fue uno de ellos.
ResponderEliminarUn abrazo niño !!.