634 Galicia bajo el franquismo
El franquismo supuso un gran retroceso para la cultura gallega. Durante los años de la dictadura, el gallego estuvo ausente de todos los usos oficiales y públicos, desapareciendo casi cualquier manifestación cultura en nuestra lengua.
Esta situación política, junto con otras dinámicas sociales, fueron privando al gallego también de muchas esferas privadas a las que estaba relegado, convirtiéndose el castellano cada vez más en la lengua de las clases acomodadas y del ámbito urbano.
Durante a dictadura los grupos exiliados promovieron el sentido histórico de la nación gallega. Fueron sobre todo Castelao y su Galicia emigrante, Unión de intelectuales libres y Mocedades galeguistas los más destacados.
En el interior esta labor fue desempeñada por Otero Pedrayo, la editorial Galaxia, la Revista Grial y por las actividades culturales de la Real Academia da Lingua y del "Día das letras galegas".
En 1.943 se organizaron clandestinamente movimientos galleguistas que tuvieron contacto con vascos y catalanes; los tres movimientos establecieron conversaciones con la oposición democrática en el exilio.
Si la década de los '40 estuvo caracterizada por un total silenciamiento y represión de los usos políticos del idioma, a partir de 1.950 se observa ya un pequeño renacimiento, debido en gran medida al trabajo de la Editorial Galaxia.
La aparición de entidades asociativas como "O Galo" y "O Facho" en los años '60, junto con la institucionalización en 1.943 del 17 de Mayo como "Día das Letras Galegas", ayudaron a revitalizar los usos culturales de la lengua, acentuándose esta dinamización lingüística en la década de los '70, donde, coincidiendo con la etapa más abierta del régimen, el gallego llega a tener cierta presencia en la enseñanza y en los medios de comunicación.
Y mientras el galleguismo enmudece en Galicia bajo la represión del régimen franquista, los galleguistas del exilio continúan más allá de nuestras fronteras el trabajo de recuperación lingüística que se había iniciado en los años anteriores al levantamiento militar.
Los galleguistas del exterior, se concentraron en los núcleos de emigración americana (Argentina, Brasil, Venezuela, México, Cuba), convirtiéndose Argentina en el mayor foco de resistencia del galleguismo cultural y político.
En la capital argentina, Buenos Aires, fueron editadas en estos años obras trascendentales de nuestra literatura, como pueden ser "Sempre en Galiza" de Alfonso R. Castelao (1.944), "Fardel de eisiliado" de Luis Seoane (1.952) o "A esmorga" de Eduardo Blanco Amor (1.959).
El gallego durante estos años en el exilio todas las funciones que en Galicia le eran negadas.
Aunque sus actividades a favor de la lengua y cultura gallega fueron de una intensidad menor, es necesario recordar también el trabajo dinamizador de los emigrantes gallegos repartidos por otros países, como Suiza, Francia o Alemania, o incluso en otras comunidades de España como Catalunya, País Vasco o Madrid.
A mediados de los años 60, las nuevas generaciones, sobre todo dentro del ámbito universitario, se politizaron y asumieron el galleguismo desde distintas perspectivas. Los planteamientos ideológicos fueron muy variados: el independentismo de la Unión do Pobo Galego, fundado en 1.964 (que se integraría años más tarde con otras fuerzas en el Bloque Nacionalista Galego); marxismo y democracia cristiana; y autonomismo (comunistas, socialistas y resto de fuerzas de centro derecha).
Los cuarenta años de régimen franquista supusieron un corte radical y un claro retroceso para el prestigio y la conciencia lingüística que los galleguistas habían conseguido en los primeros años del siglo XX.
Este período de silenciamiento y represión habitualmente se denominada metafóricamente como la "Longa noite de pedra" (larga noche de piedra) de la lengua gallega, en alusión al libro de poemas que con este mismo nombre, "Longa noite de pedra", publicada en 1.962 por Celso Emilio Ferreiro, en el que dejaba clara su disconformidad con las ideas políticas, culturales y lingüísticas oficiales de la época.
Fuente | Loia
Celso de Ourense (@moradadelbuho)
Nunca pensé que el gallego fuera "silenciado" durante la dictadura de Franco, pero gracias a la Editorial Galaxia y el día de las letras gallegas no dejaron que el gallego pasase a mejor vida.
ResponderEliminarUn saludo y te sigo leyendo.
¡Buen artículo! me ha encantado eso de silenciar el gallego durante el franquismo.
ResponderEliminarUn abrazo chico !!.
Si, fueron años complicados, el resultado está en cómo hablamos actualmente, cada vez utilizando menos el galego, por eso yo creo que hay que mirar un poco al futuro, más que al presente, y crear políticas que aseguren la permanencia del galego...
ResponderEliminarBicos ricos
Años complicados para el gallego, pero sobrevivió y aunque hoy en día se hable poco ¡que no nos quiten nuestra identidad gallega!.
ResponderEliminarUn abrazo !!.
Manda narices que Paquito fuese gallego. Creo que hay que conseguir que permanezca, pero no imponerlo.
ResponderEliminarUna etapa negra para el gallego, hagamos que permanezca pero no hace falta imponerlo como nos lo están imponiendo.
ResponderEliminarSalu2.
Y que significa Galo o facho?? Pues aquí en Lima tenemos el Quechua el idioma que hablaban los incas, cada vez se usa menos, los nativos prefieren el español pues es la lengua mas útil para estudiar, vender y comprar, que bueno que ustedes se esfuerzan en no perderla, aquí es solo cuestión de tiempo antes de que desaparezca.
ResponderEliminarLo del franquismo y GALICIA, lo mismo que CATALUÑA o el PAÍS VASCO es de libro de forma de actuar de todo fascismo "Hay que cargarse todo lo diferente, todo lo que no entre dentro de la uniformidad del lider fascista de turno" ¡Es que además de ser un poquillo rojillos, encima habláis diferente! ¡Teniáis todas las papeletas para suscitar la ojeriza del TITO PACO JONES FRANCO!
ResponderEliminarPor muchas mordazas que quisieron ponernos, no consiguieron acallarnos.
ResponderEliminarBesos
Nela