Al final de la Etapa Medieval (s. XIV-XV), la más gloriosa de las Letras Gallegas, el idioma y la literatura gallega entran en un período de decadencia.
Diversos fueron los factores que provocaron el progresivo decaimiento, entre los que cabe destacar: el asentamiento en nuestro país de una nobleza extranjera, intransigente con la cultura y la lengua de Galicia, que viene a sustituir a una nobleza gallega derrotada tras apoyar a los perdedores en las luchas dinásticas por la Corona de Castilla, primero a Pedro I contra Henrique II de Trastámara y más tarde (1.475 – 1.479) a Juana La Beltraneja frente a la futura Isabel la Católica; la ausencia de una burguesía capaz de defender sus intereses y los de su país; la disminución de la población; la pérdida de autonomía de la Iglesia Gallega, etc…
Estos hechos y la creciente política e intervencionista de Castilla afianzan gravemente el proceso desgalleguizador en las clases altas de la sociedad e impiden la consolidación del gallego como lengua literaria. En este sistema centralizador aparece, junto al concepto de “Estado Nacional”, la necesidad de uniformización lingüística como factor de cohesión de la nueva estructura política.
La lengua gallega, durante el período de tres siglos (XVI, XVII y XVIII, denominados “Séculos Escuros”) estuvo ausente de los usos escritos, frente al castellano y el portugués que entran en un proceso de fijación y codificación, lo que les confiere la categoría de lenguas de cultura.
Sin embargo, sigue siendo la vía normal de comunicación de casi la totalidad de la población. El exclusivo uso oral conllevó la dialectización y la fragmentación del idioma y, por tanto, su consideración como lengua literaria, incapacitada para la ciencia y la cultura.
Nuestra literatura queda así al margen del Renacimiento y del Barroco, coincidiendo esta etapa más oscura con el Siglo de Oro de la literatura castellana. Con todo poseemos algunas cartas, documentos y escasas muestras literarias que nos permiten conocer la lengua de la época.
Paralelamente a este vacío de literatura erudita, pervive la vena de la lírica popular en forma de cantigas de cuna, de ciego, adivinanzas, leyendas, romances, cuentos, farsas, etc… Muchos de ellos llegaron hasta hoy por transmisión oral.
En el siglo XVIII surgen las voces de denuncia de los llamados “ilustrados”, que demuestran su inquietud por el subdesarrollo de Galicia y ofrecen propuestas renovadoras de la vida económica, social y cultural. Se crean organismos como las Sociedades Económicas de Amigos del País y la Academia de Agricultura del Reino de Galicia.
Entre este minoritario grupo de intelectuales despunta con fuerza la figura del Padre Martín Sarmiento, personaje polifacético (naturista, lingüística, bibliófilo…) que defendió el uso del gallego en la enseñanza, en la administración y en la Iglesia, es decir, su normalización como lengua propia de los gallegos.
También participan el Padre Feixoo (Padre Feijoo), el primero en rechazar la condición de dialecto para el gallego, y el Padre Sobreira, continuador de la labor lexicográfica de Sarmiento. Su obra constituyó la primera llamada de atención de una problemática lingüística que se ha de manifestar en toda su extensión en la segunda mitad del siglo XIX.
Fuente e Imagen | Wikipedia.
140 Diego Martínez
Menos mal que solo fue una etapa negra de la literatura gallega y que hoy en día seguimos disfrutando de nuestra literatura.
ResponderEliminarSalu2.
Vaya, no conocía esta etapa oscura en la literatura gallega.
ResponderEliminarBuen artículo.
Un abrazo.
Había leído algo sobre las lenguas que tenemos en España y por los distintos peligros que pasaron . Pero desconocía como fue más allá .
ResponderEliminarMuy bueno el artículo y muy interesante .
Saludos.