Ai, esperta, adorada Galicia, de ese sono en que estás debruzada, do te rico porvir a alborada polo ceo exergándose vai. Xa cantando os teus fillos te chaman, e cos brazos en cruz se espreguizan… ¡Malpocados! O que eles cobizan é un bico dos labios da nai. Dese chan venturoso arricado pola man do meu negro destino, hasta mesmo soñando maxino eses campos risonos cruzar. E correr polas hortas e prados, onde leda pasou miña infancia, respirando a suave fragancia de xazmín, caravel, azahar. Coido ver esas rías sereas, escumando cos barcos veleiros, e cantares oír feiticeros, que en ningures tan doces oín. Inda creo sentir as labercas, que pineiran nos aires cantando, cando o sol vai as nubes pintando de amarelo, de lume e carmín. Ao través de aguzados penedos penso ver empinados petoutos, viñas, hortas, devesas e soutos, que apouvigan os ventos do sur. E saltando regueiros e valos, cata xa outros bos horizontes, outras veigas, mariñas e montes, que se perden na brétema azul. Soño ahí que entre verdes pereiras fouliadas alegres escoito, cando o ceo se reviste de loito nas poéticas noites do verán. E que en medio de nenas garridas canta un mozo con voz pracenteira, para o lado tumbada a monteira, unha orella tapando coa man. Eu soñei ver na cume do Pindo, adornados de mirto e loureiros, escritores poetas guerreiros, que sorrindo se daban a man. Eran eses os fillos mais caros, que da patria aumentaron a gloria: os seus nomes nos fastos da historia con diamante grabados serán. E dimpois unha endrómena rara vin moverse con ágoa fervente, e silvando como una serpente, como un lóstrego os campos cruzou. Era aquel o porvir que xa soa e das probes aldeas fai vilas… ¡Adiós cantos e musas tranquilas! o imperio da industria empezou. Acordei… O meu soño dourado, como fume pasou de repente, e magoado o meu peito se sente de soidades e amor palpitar. Marmurei: ¡Adorada Galicia! … (E dos ollos chovíame as bágoas). ¡Quen pudera beber túas ágoas, e teus aires feliz respirar!. De ti lonxe, querido corruncho, eu mirrándome estou de amargura, como a froita que vai xa madura, e entre silvas o vento guindou. ¡Teño envidia da libre andoriña, que ahí chega por todos os maios! ¡Teño envidia das nubes e raios, que o Sudeste a esas terras levou!. A ti voa entre ardentes suspiros, sobre as trémulas alas do vento, a soidade do meu pensamente, que decote cravado está en ti. Por diversos países que eu vaia, ti serás miña doce memoria… ¡Mesmo entrar non quixera na gloria sin primeiro pasar por ahí!. | Ay, despierta, adorada Galicia, de ese sueño en que estás inclinada, de tu rico porvenir la alborada, por el cielo estirándose va. Ya cantan llamándote tus hijos, y con los brazos en cruz se desperezan… ¡Desgraciados! Lo que ellos codician es un beso de los labios de su madre. De se suelo venturoso arrancado por la mano de mi negro destino, hasta mismo soñando imagino esos campos risueños cruzar. Y correr por los huertos y prados, donde feliz paso mi infancia. respirando la suave fragancia de jazmín, clavel, azahar. Cuido ver esos ríos serenos, espumando con los barcos veleros, y cantares escuchar hechizados, que tan dulce oí en ningún lugar. Aún creo sentir las alondras, que vuelan en el aire cantando, cuando el sol va las nubes pintando de amarillo, de fuego y carmín. A través de aguzadas rocas pienso ver empinadas piedras, viñas, huertas, devesas y sotos que silban los vientos del sur. Y saltando regueros y vallas hasta ya otros horizontes buenos, otras vegas, marinas y montes, que se pierden en la calima azul. Ahí sueño entre verdes perales foliadas alegres escucho, cuando el cielo se reviste de luto en las poéticas noches de verano. Y que en el medio de las niñas garridas canta un niño con voz placentera, para un lado tumbada la montera, una oreja tapando con la mano. Yo soñé ver en la cima del monte adornados de mirto y laureles, escritores poetas guerreros, que sonriendo se daban la mano. Eras eses los hijos más caros, que de la patria aumentaron la gloria: sus nombres en los fastos de la historia con diamante grabados están. Y después una andrómeda rara vi moverse con agua caliente, y silbando como una serpiente como un relámpago los campos cruzó. Era aquel porvenir que ya suena y de las pobres aldeas hacen villas… ¡Adiós cantos e musas tranquilas el imperio de la industria empezó. Me acordé… de mi sueño dorado como humo pasó de repente y lastimado mi pecho siento palpitar de soledad y amor. Murmuré: ¡Adorada Galicia!… (Y de los ojos me llovían las lágrimas) ¡Quien pudiera beber tus aguas y tus aires feliz respirar. Lejos de ti, querido rincón yo me estoy mirando de amargura, como la fruta que va ya madura, y de silvas el viento gritó. ¡Tengo envidia de la anduriña libre que ahí llega por todos los mayos! ¡Tengo envidia de las nubes y rayos que el sudeste a esas tierras llevó! A ti abuela de ardiente suspiros, sobre las trémulas alas de viento, la soledad de mi pensamiento, que constantemente está en ti clavado. Por diversos países a los que yo vaya tú serás mi dulce memoria… ¡Mismo no quiero entrar en la gloria sin pasar primero por ahí!. |