1.140 | Galicia en la alta Edad Media.
Historia de Galicia.
Semana de Galicia.
Durante el reinado de Alfonso I, Galicia quedó incorporada a la Corona Asturiana.
Con este Rey se dio inicio a un largo período de enfrentamientos entre la nobleza gallega y los Reyes Asturianos que tuvieron que afrontar diversas rebeliones, como las que soportó Fruela I durante todo su reinado o el Rey Silo.
La nobleza gallega actuó decisivamente en la dificultosa entronización de Alfonso II, con el que se logró una cierta estabilidad. Fue precisamente en este reinado cuando aconteció uno de los hechos que más han marcado la impronta gallega: el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago por un ermitaño en la diócesis de Iria Flavia (813 es la fecha más admitida para este acontecimiento).
Al margen de su veracidad histórica, lo importante fue su impacto popular y la trascendencia que el culto jacobino ha tenido en la historia gallega.
Alfonso II se involucró rápidamente en el acontecimiento ordenando al Obispo Teodomiro la construcción de una iglesia en Compostela que guardara los restos del Apóstol y, en el año 840, se testificaron en Santiago las primeras peregrinaciones.
Las consecuencias para Galicia de estos factores se manifestaron en el transcurso de los años inmediatos, ya que se vieron afectados los marcos de gobierno tradicionales; fue en ese momento cuando la Iglesia tomó un protagonismo político que no abandonaría en toda la Edad Media y Compostela se configuró como la llave política de Galicia.
Afianzada Galicia bajo dominio cristiano, el territorio gallego se convirtió en una útil retaguardia para la monarquía de Asturias y León en su lucha contra los musulmanes, además de acoger gentes venidas del Al-Andalus; por otra parte, los monarcas astures y leoneses utilizaron Galicia para lograr la fidelidad de muchos nobles a cambio de importantes extensiones de tierra y señoríos, del mismo modo que se hicieron con los grandes monasterios y obispados.
Así, el campesinado gallego se vio sometido a un proceso de feudalización por parte de una minoría nobiliaria y clerical que provocó un radical cambio de la estructura socioeconómica del entorno.
De los siglos IX al XI, Galicia recibió de modo crónico las visitas y saqueos de normandos y vikingos atraídos por las noticias de riquezas que, por el Camino de Santiago hasta el resto de Europa, se habían transmitido de estas tierras.
En el año 857 una expedición vikinga llegada de Irlanda entró en la Ría de Arousa y saqueó la ciudad de Compostela; un nuevo ataque se produciría en el 966, esta vez ramificado, que atacó por un lado la costa lucense mientras que por otro era tomada la ciudad de Iria Flavia.
De especial relevancia fue el ataque vikingo al Norte de Galicia en el año 971, en el que San Rosendo logró evitar el desembarco con la ayuda del Conde Gonzalo Sánchez y los batallones de soldados gallegos que el santo organizó.
Esta situación motivó el amurallamiento de Santiago, lo cual no impidió a Almanzor conquistar y saquear la ciudad en el año 997. Las agresiones normandas y vikingas concluirían en los años 1.014 y 1.032 con el saqueo de Tui y un nuevo ataque a la Ría de Arousa.
Fuente | Español sin fronteras.
» Marcos Castro.