914 | Un, dos, tres… responda otra vez.
Teleautopsia.
Por 25 pesetas, nombres de concursos míticos de la televisión. Por ejemplo: "Un, dos, tres, responda otra vez".
Fue un 24 de abril 1.972, hace ahora 41 años, cuando un concurso innovador, recargado de ingenio y muy ambicioso, dividido en tres partes, se asomaba a la pequeña pantalla española para animar una década en blanco y negro con muchos grises.
Chicho Ibáñez Serrador había metido el susto en el cuerpo a los televidentes con "Historias para no dormir" y había demostrado con "La residencia" que podía llenar las salas de cine para seguir dando sustos.
Semejante cantidad de temporadas convierten al "Un, dos, tres… responda otra vez" en parte integrante de los recuerdos de muchas generaciones distintas. Sería muy extenso comentar con detalle todas y cada una de las diferentes etapas que tuvo, así que me voy a centrar más en la que me marcó a mí que es, además, la más extensa: la conducida por Mayra Gómez Kemp.
Y es que este programa, creación de Chicho Ibañez Serrador, ha tenido a lo largo de su historia cinco presentadores distintos que han marcado y diferenciado cada una de sus etapas: Kiko Ledgard en los setenta, Mayra Gómez Kemp en los ochenta, Jordi Estadella y José María Bachs (Del que yo personalmente ni me acordaba) en los noventa y Luis Roderas (Luis Larrodera) en el nuevo siglo. Del mismo modo, diferentes mascotas fueron protagonistas en las distintas temporadas: desde la calabaza Ruperta (La más longeva) a la Botilde, pasando por el Chollo y el Antichollo y el Boom y el Crack. Estos personajes, además de ser las mascotas del programa, simbolizaban el peor premio que podían llevarse los concursantes
El “Un, dos, tres” era en los años ochenta el programa total. Un espacio que aunaba diferentes formatos televisivos en un conjunto perfecto de entretenimiento nocturno. Era un concurso, un programa de humor, un espectáculo de variedades, contaba con actuaciones musicales, de humoristas, de baile, etc. Todos estos elementos venían unificados por una temática concreta en cada una de las emisiones. Para los que no hayan coincidido con ninguna de sus etapas (siempre se ha mantenido la misma estructura con pequeñas variaciones) voy a explicar brevemente el desarrollo del programa.
El concurso tenía tres fases claramente diferenciadas. La primera de ellas, la tanda de preguntas, era la parte cultural del programa. En ella, tres parejas de concursantes competían por dar el mayor número de respuestas distintas sobre el tema propuesto. Las dos primeras clasificadas pasaban a la siguiente fase del concurso, la eliminatoria, que consistía principalmente en una prueba de carácter físico. De pequeño, esta era, por supuesto, la parte que más me gustaba. Los concursantes acababan casi siempre por los suelos, mojados, llenos de harina o cubiertos de huevo. La pareja ganadora pasaba a la subasta, mientras que la otra tenía que conformarse con el juego de consolación.
La subasta conformaba la parte fundamental del programa. En ella se sucedían las actuaciones musicales o humorísticas y cada uno de los artistas iba dejando en la mesa un objeto con una tarjetita que, a su vez, escondía un regalo que podía ser bueno o malo. La presentadora leía parte de las tarjetas para darles pistas y los concursantes debían ir eliminando objetos hasta quedarse con uno solo. Los momentos más emocionantes del programa llegaban cuando Mayra comenzaba a ofrecer dinero a los concursantes a cambio del objeto con el que se hubiesen quedado y del que desconocían aún que premio escondía.
Los premios eran muy variados, había unos cuantos positivos y algunos menos negativos, pero siempre había constantes: el coche, el apartamento o la calabaza Ruperta, que suponía que los concursantes (y los sufridores, que eran otros concursantes que no participaban pero se llevaban el mismo premio que los protagonistas) se iban a casa con las manos vacías.
Por el “Un, dos, tres” pasaron muchos y famosos humoristas "residentes" (aparecían en todos los programas): Las hermanas Hurtado, Bigote Arrocet, el Dúo Sacapuntas, Antonio Ozores, La Bombi, Beatriz Carvajal, Raúl Sender, Arévalo, Juan Tamariz, Ángel Garó, etc.
Otro tema que hay de destacar es el de las azafatas. La elección de las azafatas en cada temporada era uno de los aspectos que más interés despertaba, ya que ser azafata del "Un, dos, tres" suponía una de las plataformas de lanzamiento al mundo artístico más claras en aquel tiempo en el que aún no existía “Operación Triunfo” o “Fama”. Algunas de las azafatas que más han triunfado después han sido: Ágatha Lis, María Casal, Victoria Abril, Silvia Marsó, Alejandra Grepi, Lydia Bosch, Nina, María Abradelo o Paula Vázquez.
En definitiva, el "Un, dos, tres" es un programa que ha pasado del blanco y negro al color marcando claramente nuestra cultura popular: los sufridores en casa, el apartamento en Torrevieja o en La Manga del Mar Menor, “escuchemos la voz de los tacañones”, “… y hasta aquí puedo leer”, “han sido X respuestas acertadas”, “Son amigos y residentes en Madrid”, son frases y coletillas que salieron de ese programa y se han quedado grabadas en nuestra memoria colectiva.
"Y si algo falla, el responsable es… Narciso Ibáñez Serrador".
Fuente | Vayatele.
Celso Bergantiño | @moradadelbuho