593 El hombre y el dragón
Cuenta una antigua historia que yendo un cazador hacia un lago cercano a su casa, aparecía en él un dragón de escamas rojas, tan rojas que a su lado el fuego parecía incoloro. El cazador creyó que debería matarlo, pues en las historias que había escuchado en su juventud narraban grandes matanzas en que fieros y salvajes dragones cometían todo tipo de males.
Comenzó a imaginar la fama que le daría el matar al dragón. Puso una flecha en un gran arco y se escondía tras un árbol esbozando un plan para darle muerte.
Cerró los ojos, contó hasta tres y salió de detrás de árbol apuntando a… ¿dónde está el dragón?.
-- ¡Hola! –. Dijo una voz muy grave y tranquila detrás del cazador.
-- ¿Quién eres? –.
El cazador giró lentamente y vio que segundos antes buscaba, un dragón y quedó inmóvil esperando que le devorase.
-- ¿Quién eres? –. Insistía el dragón.
-- Un humano –. Contestó el cazador.
-- Un cazador humano… –. Masculló entre dientes el dragón.
-- La última vez que vi a uno, intentó matarme. ¿Harías lo mismo? –. Pregunta inocentemente.
-- No, no –.
-- Es igual, no te comeré –. Dijo el dragón.
-- ¿De veras? ¿Gracias? –. Exclamó el cazador.
-- ¿Porque me das las gracias?, no te voy a comer porque los dragones somos herbívoros –.
-- ¿Todos? –. Pregunta el cazador, que cada vez respiraba más tranquilo.
-- Pero en las historias… –.
-- ¡Las historias, las historias! (se enfurecía el dragón), ¿no te has fijado en que las historias siempre aparecéis como los mejores, como los dueños del mundo?, pero no te fijas en nada, ni siquiera te ha extrañado que hable –.
-- Tienes razón… (dijo resignado el cazador), ¿cómo aprendiste a hablar? –.
-- ¿Qué dices? (grita enfadado), los humanos aprendisteis a hablar gracias a los animales –.
-- ¿Y ahora porque no hablan?, ¿se han convertido en bestias salvajes? –.
-- ¿Bestias? No hablan porque los humanos no merecéis conocer el saber de los animales. Además… ¿a quién llamas "bestia salvaje"? ¿Quién es más bestia: los animalillos que huyen de los humanos y matan para comer o los humanos que matan por matar a los animales y guerrean entre ellos para apoderarse de un mundo que no es suyo –.
-- ¿Que hay de malo en ello? Matamos porque… quizá tengas razón. Pero somos la raza inteligente: construimos casas mediante árboles, tejemos ropa con vuestros pelajes… lo aprovechamos todo –.
-- ¿Acaso eso es ser inteligente? La inteligencia es como una rosa: es bella, alegra el día; pero necesita cuidados y de eso los humanos ya se han olvidado. Sólo pensáis en vosotros: cuando quemáis un bosque para cultivar vuestros alimentos no pensáis ni en los árboles ni en los animales que allá habitan: cuando taláis un árbol para levantar vuestros hogares no pensáis en que las piedras cobijan más que la madera; cuando matáis un animal por mera diversión, no pensáis en su familia. ¿Acaso no sois los humanos los que más teméis a la muerte? Entonces… ¿porque sometéis a la flora y fauna a ella? –.
El cazador descubrió lágrimas en los ojos de aquel dragón, unas lágrimas del dolor producidos por todas aquellas muertes innecesarias.
Decidió entonces, el cazador, promulgar aquellas ideas hasta el día de su muerte. Naturalmente, eso nunca llegó a suceder y por eso le llamamos historia.
Cuando el cazador comenzó a decir y contar todo cuanto había acontecido, los otros humanos hicieron lo único que saben hacer bien: esconder la verdad matando a su paso al pobre cazador y a su amigo el dragón.
Bruno Fernández (@BrunoFdz)