531 El farsante
Don Pío Baroja utilizaba con frecuencia la palabra "farsante" para referirse a personas que simulaban su auténtica naturaleza o modo de ser y donde más abundaban y abundan es en la política. Es una palabra que viene a significar "el que se hace pasar por lo que no es” y cuyos sinónimos son: "embaucador, engañador, fingidor, impostor, simulador, embustero, mentiroso, tramposo". En francés les llaman "comédien".
Está claro que hay farsantes de todo tipo, podríamos englobarlos en demasiadas clases: según el tipo de farsa que perpetúan, según el objetivo que les mueve.
Según Johnny Boy se establecen únicamente en tres categorías: "el aprendiz de farsante", "el farsante" y el "perfecto farsante". Porque todo farsante se ve envuelto en una espiral de farsas alrededor de la cual gira su vida, y ello envuelve su autoaprendizaje forzoso por llegar a ser un perfecto farsante.
El perfecto farsante busca como cual buitre carroñero a una víctima o incauto, esa persona que se encuentra por donde se mueva y es fácilmente detectable. Entre sus singularidades se encuentra el ser servicial, amable y sobre todo, un poco ignorante. La relación de perfecto farsante con el incauto encierra un círculo vicioso, por el cual los dos dependen directamente del otro.
A veces el farsante puede usar una "doble personalidad" para seguir engañando a su víctima y cuando éste se da cuenta de la trampa que le está tendiendo el farsante, pues con la ayuda de un amigo y/o amiga intenta desenmascarar a ese ser, su táctica de defensa (la del farsante) es montar un cristo y ponerte en evidencia.
El farsante cuando nota que se siente acorralado y no tiene salida, amenaza a su víctima con publicar unas fotos "comprometidas" a sus contactos en las redes sociales para humillar y/o hundirlo en la miseria (si puede) para que no levante cabeza durante una buena temporada.
El farsante no suele presentar pruebas de lo que dice, a lo cual su víctima no está obligado a ofrecer las pruebas que le exige el farsante, y el farsante cuando suele mandar fotos pues casi siempre te las manda con la cabeza cortada, por el cual la víctima tiene todo el derecho a pensar y expresar que esas fotos no son suyas.
El farsante nunca quiere conocer al incauto (o víctima) en persona, porque seguramente tenga miedo de ser descubierto y hundirle toda la supuesta historia que el farsante se creo y suelen estar ojo avizor de los movimientos de su víctima por el mundo este que es internet.
Cuando el farsante no tiene noticias de su víctima, se dirige a su víctima con la excusa de que un "supuesto" amigo está vacilando a su "amigo" (o su mini-yo) y vuelve a sacar de la manga la amenaza por el cual su víctima intenta de todas maneras parar esa amenaza.
Conclusión: Cuando más descarado y detectable es un farsante, más efectivo. Porque aunque podrá ser detectado con mayor facilidad, su falta de vergüenza (o dignidad, decidid vosotros) les permitirá calar mejor dentro de su objetivo, los incautos, y obtener de ellos lo que quieran.
Por ello, el perfecto farsante es desvergonzado, altanero, rufián, trepa y cuantos más adjetivos descalificativos se le puedan ocurrir a uno.
Los farsantes viven en una perfecta contradicción: estar pendientes de si mismos y sus objetivos, acaban dependiendo totalmente de los demás, de los incautos, pero los incautos cuando están hasta las narices de esa raza que son los farsantes, les mandan a tomar por culo.
Así que amigo mío y/o amiga mía, si detectas a un farsante, deshazte de él en el menor tiempo posible, porque como dicen: "Una retirada a tiempo es una victoria".
Algunos párrafos sacados de la página web… | Blog de Tella
Celso de Ourense (@moradadelbuho)