445 El Coliseo Romano, símbolo del Imperio Romano
Muchas veces es la historia la que nos impulsa a conocer un determinado lugar. El halo de misterio que generan determinados monumentos que han sido estandarte y una constante a lo largo del tiempo siempre constituyen sitios turísticos muy importantes, aunque muchas veces no se conozca a fondo lo que le ha tocado transitar a lo largo de los años y sobre todo sus orígenes.
Dado que es uno de los lugares más visitados de Italia y del mundo, es importante conocer a que nos enfrentamos cuando vamos de turismo por Roma y nos acercamos al Coliseo Romano.
Símbolo de todo un imperio, la muestra del inmenso poder de una ciudad sobre un vasto Imperio que se extendía hasta los límites de Oriente, que unió este y oeste.
También conocido como "anfiteatro flavio”, fue construido por orden del emperador Vespasiano en honor a la grandeza de su imperio, el Romano, y fue inaugurado por si hijo, Tito, en el año 80 antes de Cristo con celebraciones que se alargaron durante 100 días y que le costaron la vida a cientos de gladiadores y leones que formaban parte del espectáculo y cuya entrada fue gratuita para aquellas personas que querían presenciar dicho acontecimiento.
Su nombre proviene del italiano "Colosso" (gigante) que hace referencia a una estatua de Nerón que se encontraba en el anfiteatro de la época. Este Coliseo formó parte de la serie de edificaciones que se crearon en todas las ciudades importantes del Imperio. El Coliseo fue el mayor de ellos y al mismo tiempo una de las construcciones más grandes de la antigüedad.
Su material constructivo era variado como era común en la arquitectura romana (ladrillo, hormigón, piedra, toba, etc…), cuya altura es de 48 metros de alto y 188 metros de largo por 156 metros de ancho y con capacidad de albergar a unas 55.000 personas que podían acceder o salir en menos de 3 minutos gracias a una compleja red de pasadizos y salidas.
Durante 500 años fue usado dentro de sus muros para peleas de gladiadores y muchos otros espectáculos públicos como caza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas y obras de teatro basadas en la mitología clásica, hasta que en el siglo VI se celebraron los últimos juegos de la historia.
A partir de dicho siglo (VI) el Coliseo sufrió saqueos, terremotos e incluso bombardeos durante la 2ª Guerra Mundial. Con un gran instinto de supervivencia, también fue utilizado durante décadas como almacén, iglesia, cementerio e incluso como castillo para la nobleza.
El gran terremoto de 1.349 dañó severamente la estructura del Coliseo, haciendo que el lado externo sur se derrumbase. Muchas de esas piedras desprendidas fueron reutilizadas para construir palacios, iglesias (incluido el Vaticano), hospitales y otros edificios en toda Roma. Una orden religiosa se asentó en el tercio norte del Coliseo y siguió habitándolo hasta principios del siglo XIX.
En 1.980 la UNESCO declaró el centro histórico de Roma, incluido el Coliseo, Patrimonio de la Humanidad.
Este monumento de la Roma Clásica ha sido designado una de "Las nuevas 7 maravillas del mundo moderno", según la designación honorífica realizada en Lisboa, en el marco del concurso "New 7 wonders", organizado por el suizo Bernard Webber, del cual la UNESCO se desmarcó completamente.
Actualmente el Coliseo es, junto al Vaticano, el mayor atractivo turístico de Roma. Cada año lo visitan unas 6.000.000 de turistas y toda persona que visita este inmenso icono de la Roma Imperial se está encontrando con una historia y un pasado rico, vasto y lejano que resulta de lo más interesante.
Fuente | Asesor de viaje
Celso de Ourense (@moradadelbuho)