418 La peseta española
El 1 de enero de 2.002 el euro entraba en nuestras vidas y empezábamos a decirle adiós a la peseta. Diez años después, "la rubia" sigue estando en la mente de los españoles, y son muchas las personas que aún piensan en pesetas a la hora de realizar sus compras.
El origen de la palabra peseta es objeto de polémica. Según los diccionarios de la Real Academia de la Lengua proviene del vocablo "peso". Existe otra teoría que indica que la palabra "peceta" (piececita), diminutivo de "peça" (pieza), existía en la lengua catalana desde tiempos muy remotos. En el siglo XV se aplicó a monedas de plata y en la Edad Media se utilizó para designar el real de a dos. A principios del siglo XVIII, la palabra "peceta" se introduce a la lengua castellana como "peseta".
Otros investigadores le atribuyen su origen a las palabras "piecette" (en francés) o "pezzeta" (en italiano).
El proceso por el que pasó de una lengua a otra hay que buscarlo en la Guerra de Sucesión a la Corona Española (1.705 – 1.714) entre el pretendiente francés, Felipe de Borbón y el archiduque Carlos de Austria. Este último tenía sus operaciones militares en Catalunya, por lo que acuñó en Barcelona grandes cantidades de reales de a dos. Posteriormente, estas monedas de plata inundaron el mercado castellano, y con ello se comenzó a popularizar la palabra "peseta" escrita tal como sonaba la pronunciación catalana de aquel término. El vocablo castellano "peseta" regresó al ámbito catalán y se hizo una transposición fonética de la que resultó "pesseta", voz que aún persiste.
La primera alusión a la peseta se remonta a una pragmática de fecha 13 de Julio de 1.718 y el Diccionario de Autoridades de 1.737 define la peseta como "la pieza que vale 2 reales de plata de moneda provincial, formada en figura redonda".
La primera pieza con denominación de "peseta", aún sin ser la moneda oficial, se acuñó en la Barcelona ocupada por las tropas francesas de Napoleón I (1.808 – 1.814), siendo rey su hermano José I. Se acuñaron monedas de media, una, dos y cinco pesetas. Un año más tarde se acuñaron en Girona las de cinco pesetas, llamadas desde entonces "duros". Pero es cierto que Catalunya se designaba como "peseta", ya en el siglo XVII, al real de a dos, cuarta parte del "peso" o "duro", que era el real de a ocho. Durante la Guerra de la Independencia se acuñaron en Catalunya monedas de oro de 20 pesetas y piezas de plata de 5 y 1 peseta, entre otros valores.
En 1.808 las tropas francesas que invadieron nuestro país fabricaron las primera piezas de la historia con el nombre de "Peseta" derivado del término catalán "Peceta", dado a las piezas pequeñas de plata.
Curiosamente fue en 1.808 y en Catalunya la primera vez que una moneda salió de la ceca con leyenda en español y no en latín, poco antes de la llegada de los franceses. En la inscripción se proclama Fernando VII Rey de España, y aparece en Girona (con el nombre en castellano) como lugar de la acuñación.
Para realizar el pago a las tropas institucionales que lucharon en la Guerra Carlista, Isabel II mandó acuñar piezas de una peseta. Con esta moneda se pagó a los mercenarios que defendieron los derechos de sucesión de Isabel II frente a Carlos V, lo que originó que se les conociera con el sobrenombre de "peseteros".
Tras la reforma de 1.868 se decreta el nuevo sistema basado en la peseta como unidad monetaria nacional y se acuña en 1.869 la primera peseta de curso legal, sustituyendo a los "reales" y "escudos"que circulaban por el país. Fue una moneda controvertida pues carecía del nombre de la nación. Meses más tarde se paró su fabricación cambiándose la leyenda por "España".
El corto período de tiempo que duró el reinado de Alfonso XII, motiva que las últimas monedas con su efigie se acuñaran una vez fallecido, durante la regencia de Cristina de Habsburgo y hasta seis meses después del nacimiento de su hijo Alfonso XIII.
Alfonso XIII fue Rey desde su nacimiento. Las monedas han dejado una galería de retratos de este monarca que muestran su crecimiento. Durante este reinado, fueron emitiéndose distintas piezas con retratos del Rey a la edad de 1, 4, 7 y 14 años, lo que representa una extraordinaria originalidad numismática.
La primera peseta se acuñó en 1.888 y se conoce como el "pelón", debido a que Alfonso tenía solo 2 años; la peseta de 1.893 se conoce como de "bucles"; la de 1.896 como de "tupé" y la de 1.903, de "cadete" se representaba al monarca con uniforme militar a la edad de 14 años.
En el año 1.933, dos años después de proclamada la II República, se prepararon las primeras monedas que se fabrican en 1.934 y 1.935 sin cambiar su fecha de anverso (1.933). La abundante circulación de billetes y el acaparamiento de plata durante la Guerra hicieron que estas monedas apenas circulasen.
Iniciada ya la Guerra Civil (Julio de 1.936) se paralizan los trabajos de fabricación de moneda y en Noviembre de 1.936, debido al asedio de Madrid, el Gobierno Republicano ordena el traslado a Valencia de la Fábrica de la Moneda. Meses más tarde se instala en Castellón una sección de moneda hasta 1.938.
En plena Guerra Civil (1.937), nacieron las "rubias", al cambiarse el metal de la peseta por una aleación de cuproníquel de color dorado. La imaginación popular otorgó el color rubio a la larga melena del retrato femenino que aparece.
Las pesetas de papel comienzan a imprimirse durante la Guerra Civil, debido a que la industria bélica necesitaba el metal para fabricar las vainas de las balas. La carencia de metales se puso en manifiesto en la II República y la Guerra Civil. La Fábrica Nacional de la Moneda y el Timbre emitió discos de cartón fibra en lo que se pegaban sellos con diferentes valores, adquiridos en los estancos. En plena Guerra, desde los gobiernos locales a las fuerzas armadas, pasando por sindicatos y comunidades, emitieron como moneda piezas de los más pintorescos materiales.
El Gobierno de Franco acuñó nuevas piezas, pero mantuvo la peseta como unidad del sistema monetario. Las antiguas monedas de cobre (perra chica y perra gorda) fueron relevadas por piezas de aluminio de 5 y 10 céntimos. La unidad del sistema se acuñó de bronce con el busto de Franco en el anverso, y se recuperó el duro, que se había dejado de emitir en plata en 1.899. El duro empezó siendo de níquel y gran tamaño, pero lo acaparan los industriales en los difíciles tiempos de la posguerra. Más pequeños, y en aleación de níquel y cobre pervivió 40 años, para ser retirado en 1.997.
Las monedas con la imagen de Juan Carlos I se comenzaron a acuñar en 1.975. En 1.980 se modificó el reverso con la leyenda "España 82", conmemorativa del Mundial de Fútbol. En las monedas posteriores desaparece el cobre y se fabrican exclusivamente en aluminio, una moneda de las más pequeñas del mundo.
Como habréis podido apreciar, la peseta había sido la moneda de curso legar en España desde 1.968. Después de más de 100 años de circulación, son muchas las expresiones que se derivan de su uso: todos tenemos algún amigo muy "pesetero" o nos hemos quedado "sin un duro" en más de una ocasión.
Y tú… ¿aún sigues pensando en pesetas?.
Fuente | Maravedis
Celso de Ourense (@moradadelbuho)