320 Las frases de las madres (II)
Seguimos con las frases típicas y como dije ayer nuestras madres tienen un arte especial para saber decirlas en la situación oportuna, con la entonación apropiada y la finalidad justa.
Hoy en esta y última parte, seguimos recordando esas frases míticas.
Las madres siempre velan por nuestra seguridad y por nuestro bienestar en general, pero si nos pasa algo no hay problema si hemos seguido sus consejos porque, como son tan previsoras, siempre llevarás ropa interior limpia y decente para el caso de que tengas un accidente.
Y todas la chicas oyen, cada vez que salen de fiesta, la voz de la conciencia en forma de consejo de su madre que les dice "No te sientes en un baño público que te puedes coger cualquier cosa" y "quita el primer trozo de papel higiénico que a saber quién lo ha tocado el último".
El “coge una rebeca por si refresca” ha sacado a alguien de más de un apuro.
Pero no solo un madre da consejos por el bien de sus hijos sino por su orgullo personal. Veamos, un chico/a que se ha arreglado para salir de fiesta con sus amigos y cuando va a salir por la puerta y la madre da la valoración sobre el "look" elegido para ese momento le dice: "Si llegas a salir así lo primero que la gente va a pensar es que si tú no tienes madre. Así no sales de casa".
Hablar con las madres puede llegar a ser toda una profesión, como la de los intérpretes o traductores; si no ¿qué se puede entender por "No me, no me… que te, que te…", pero en otras ocasiones la lógica que utilizan es aplastante: "Mamá, ¿qué hay de comer?? ¡Comida!" y por supuesto el más que conocido dicho de "con la comida no se juega".
Ellas son conscientes de que existe un problema de comunicación entre generaciones y su manera de dejarlo patente es "¿en qué idioma tengo que decírtelo?" y cuando el entendimiento brilla por su ausencia queda patente en otra mítica frase "que no te lo tenga que repetir".
Otras frases como "anda que me tienes contenta", "me cago en tu padre ahora que no me oye" o "¡tu hijo no me hace caso!" solo las puede decir una verdadera madre.
"Hasta la una, ni un minuto más" es lo que todos hemos oído de nuestras madres. Pero además tienen un extraño concepto del espacio y del tiempo porque ¿qué madre no te despierta a las 12h15 diciéndote "venga, levanta que ya es la una de la tarde?". Y cualquiera le dice que no porque entonces ella te contestaría "mientras usted viva en esta casa, se hace lo que yo diga, si no, ya sabes donde está la puerta". Además sus "ya veremos" resultan una incógnita porque te preguntas ya veremos, pero ¿cuándo? Y ni que decir "ya es tarde, a dormir" o "qué horas son éstas de llegar".
"Tú nunca me escuchas. Ahora, que un día me vas a oír", "hasta que no se rompa, no se compra otro", "te lo digo por tu bien" o "cuando tengas hijos te vas a acordar de mí".
Cuando eres niño y empiezas a hacer trastadas ni se te ocurra caerte o hacer algo que les pueda hacer llevar la razón porque estás perdido: "Si ya te lo decía yo", "si ya sabía yo que te ibas a caer" o la gran pregunta retórica de "¿para qué te caes? ¿eres tonto?" o la que tampoco tiene respuesta posible de "¿cuándo vas a sentar la cabeza?".
Pero la cosa no cambia cuando creces y una madre no desaprovechará la ocasión para decir "ya lo veía venir" o "ya sabía yo que esa/ese chico/a no te convenía".
Estas son las míticas frases de nuestras madres que, seguramente habréis oído en vuestra vida, algunas son divertidas, otras son inquietantes, otras lapidarias.
Pero se tratan de nuestras madres y como dicen: “Madre, no hay más que una”.
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