223 Tiempo
Un café en el centro de la ciudad. Por fuera parece demasiado fino como para entrar sin conocerlo. Por dentro, la decoración y la disposición de las luces hacen de este lugar en una de las calles que cruza la Universidad, el sitio idóneo para esas largas conversaciones con quien ya no hay secretos.
Se adentran con la naturalidad de los que han hecho de ésta su cafetería, su lugar para sentirse cómodos. Su sitio.
Sin pensarlo, giran a la izquierda y ocupan cualquiera de las mesas. Como siempre, una mesa de dos. Dos sillas, dos cafés, dos paquetes de tabaco, dos personas ansiosas con que pare el tiempo.
No hay móviles, no hay gente, no hay más mesas. Sólo existe quien tienen delante. Él. Ella. Sus gestos. Sus miradas. Lo que dice. Lo que calla… Tiempo.
Atrás quedan los secretos, las declaraciones, las falsas afirmaciones, los celos ocultos.
Esos sentimientos, amistad, amor, química, amistad, amor… Esos fueron los pasos. Pero pasos en secreto. El león esperando el momento de atacar. Momento que no aparecía. Mientras el cervatillo bebía en el arroyo, ajeno a lo que ocurría a su alrededor.
Pues. Llegó el momento. Y con él, el cambio. Cambio de actitud, de parecer, de sentimientos. Ya todo quedaba al descubierto. Pero no podía ser. El amor era cosa de dos. Amor, química… ¿qué era?.
Pero el tiempo pasa. Los sentimientos cambian… ¿o no cambian?. Cambian unos, pero no los otros. ¿O cambian todos, pero no a la par?.
Confusión. Incertidumbre. Más secretos… Tiempo.
Necesitaban tiempo. Eran 2 personas, dos mentes, dos corazones. Intentaban ser uno, pero… ¿de qué manera?… ¿amistad?… ¿amor?… ¿química?.
El café se acabó hace un rato. Era sólo una excusa para volverse a ver. Ya eran uno.
Se necesitaban. Se complementaban. Se echaban de menos. Se querían.
La manera no importa. Eran uno. Sólo necesitaban…
… TIEMPO.
Imagen | Vida solidaria