224 La Dolores (Leyenda de Aragón)
Dolores Peinar Narvión es el personaje real que pudo inspirar el mito de “La Dolores” de la copla, una leyenda que ha originado decenas de obras musicales, literarias y cinematográficas y que de alguna manera ha marcado el nombre de Calatayud. Esta mujer nada tiene que ver con la famosa mesonera de óperas y películas, pues su origen es de buena cuna. Pero las libertades que pudo tomarse con los hombres dieron pie a los líos amorosos que recrea la ficción. Ambas mujeres, la real y la inventada, son mujeres de acusada belleza y fruto de la pasión.
Aquí terminan las comparaciones que finalizan en una copla anónima inventada y eternizada por el pueblo, lejos de ser olvidada.
Un 13 de mayo de 1.819 nacía en Calatayud una niña a la que pusieron el nombre de Dolores y que fue bautizada en la Iglesia de San Juan el Real, cuando Calatayud se recuperaba de las secuelas de la Guerra de la Independencia.
La familia pertenecía a una de las mejores casas bilbilitanas. Su padre tenía una pensión de teniente retirado de los Reales Ejércitos. La madre falleció a los 27 años. Entonces Dolores tenía ocho años. Ella y sus hermanos eran los herederos de la fortuna de la madre, pero el padre fue el administrador. El progenitor no parecía muy dispuesto a dar facilidades a la prole para que disfrutaran de los bienes de su difunta esposa. Dolores pudo vivir con algún familiar en Calatayud.
Pese a la racanería paterna, Dolores era una mujer apetecible por su patente belleza natural y su abundante patrimonio familiar. De ello se percató el Capitán Esteban Tovar, un apuesto soldado, que en Aragón encontró la fortuna que andaba buscando. Fue poco amante de la vida hogareña, inclinado a la bebida, el juego y las mujeres. La boda tuvo lugar en Zaragoza en secreto, pues el padre de Dolores se negó a dar el consentimiento.
Dolores tenía 20 años y estaba muy enamorada, mientras que su marido se dedicaba a los pleitos de la herencia de su esposa. La pareja llegó a estar entre los 19 mayores contribuyentes, pero pronto la fortuna fue desapareciendo.
¿Que ocurrió para que a Dolores le diesen todos la espalda?.
Esta es la pregunta sin respuesta o el misterio que intenta pregonar la célebre copla: “Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa y amiga de hacer favores”.
Según unas versiones, ella tenía un busto de patente hermosura, el pelo negro y reluciente, tez morena, labios carnoso y encendidos, sobre todo entre las tropas y los viajeros que pasaban por Calatayud. Hasta que alguien sin identificar, una voz del pueblo, lanzó la copla.
Una copla que fue el principio del fin de Dolores y el nacimiento de una leyenda sin final. Se supone que la joven bilbilitana, cansada de los desplantes y desazones del marido, buscó consuelo fuera del matrimonio.
Se supone que el marido era consciente de la situación, pero todo es confuso. En todo caso, se ha encontrado una denuncia de Tovar, entre las muchas que llevó a los juzgados en la que acusa a alguien de “falta de integridad” (¿quizás una venganza contra la esposa?). Dolores dejó de ser señorita de buena familia para ser una mujer fácil.
El peso de la deshonra provocó su marcha a Madrid. Sus últimos años allí son una incógnita. Lo que se sabe con certeza es que Dolores no mejoró en aquella capital. Su vida quedó marcada también por la pérdida de su dinero y el desamor del marido.
Falleció, al parecer joven, en un Hospital de Madrid “con el organismo herido por las licencias de su vida aventurera”.
Allí, en la Capital del Reino, descansan los restos mortales de esta mujer a quien el destino torció una vida prometedora. Fue una esposa maltratada económica y sentimentalmente por el esposo. Fue una hembra deseada por los hombres y aborrecida por la mujeres. Fue una bilbilitana a quien sus paisanos han negado el origen, al entender que su fama manchaba. Fue una mujer convertida en leyenda, por culpa de una copla que traspasó fronteras y creó el mito.
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Fuentes | SobreZaragoza; Punto y aparte
Imagen | SobreZaragoza